–Nadie está exento de padecer ansiedad y apatía en este proceso, pero la clave reside en no rendirse y replantearnos nuestra estrategia y recursos
-LABORA orienta de forma gratuita y personalizada a la ciudadanía para mejorar su empleabilidad
En esta entrada no voy a hablar de colectivos vulnerables, sino de la vulnerabilidad que por sí sola genera el proceso de búsqueda de empleo cuando el resultado empieza a dilatarse más de lo esperado.
Todos somos vulnerables en algún aspecto/s de nuestras vidas independientemente de nuestra condición económica, intelectual, social, cultural, estado de salud… diría que nadie se libra de sentir esa sensación en algún momento. La vulnerabilidad es como el viento, capaz de entrar por la más mínima rendija que encuentra y enfriar cualquier ánimo.
Como ya sabemos el trabajo de buscar empleo es una tarea poco grata por la desproporción entre esfuerzos e inmediatez de resultados (para participar en un proceso de selección y superar todas las fases debemos postularnos a bastantes ofertas como regla general), además de ser competentes en un ámbito profesional se requiere el manejo de unas herramientas que nada tienen que ver con el desarrollo de una profesión, es decir, no solo debes ser una buena candidatura sino también conviene saber bucear, ojear, pescar ofertas, saber qué podemos ofrecer y las suficientes habilidades para transmitirlo en un breve espacio de tiempo.
Cuando una persona busca trabajo y no lo encuentra pasado un tiempo prudencial se vuelve vulnerable a esa situación, puesto que suele ser una circunstancia con la que no contaba, los sentimientos que afloran son: incomprensión, desánimo, abatimiento, frustración, y rabia entre otros. La persona empieza a pensar que le supera la situación, no sabe en qué está fallando, duda de la realidad de las ofertas en las que se inscribe, de la fiabilidad de las webs, de ese CV que le costó redactarlo y maquetarlo toda una tarde, en definitiva, piensa que da igual lo que haga y que el resultado obedece a alguna ecuación que no le explicaron nunca, o lo que es peor, que “el universo siempre conspira en su contra” como dice Emilio Duró.
Es ahí donde nace esa sensación de vulnerabilidad, sintiendo que no maneja la situación y pensando que, salvo que ocurra un milagro va a ser misión imposible encontrar un empleo. Además, esto suele ir de la mano de una urgencia económica o social, y en algunos casos de la sensación de que los trenes de la formación son un lujo que ya no se pueden permitir, circunstancias que añaden más estrés y más sensación de vulnerabilidad.
Estos son algunos síntomas que podrían ser indicadores de vulnerabilidad en el arduo proceso de búsqueda de empleo y que podrían ser susceptibles de una intervención:
- La búsqueda se asemeja a una montaña rusa: días de mucho y días de nada.
- Pensamientos de que nada de lo que se haga mejorará la situación.
- Sensación de haber salido de una rueda que gira tan rápido que no encontramos la manera de volver a entrar en ella.
- Postularnos a ofertas que nunca imaginamos que entrarían en nuestro circuito por estar muy por debajo de nuestras cualificaciones.
- Apatía y falta de ilusión ante ofertas novedosas en las que reunimos el perfil.
La lista podría continuar, pero lo cierto es que la única solución que se me ocurre ante este sentimiento es no rendirse y hacerle frente. Para ello es importante, primero tomar conciencia puesto que nadie está exento de ser vulnerable.
En segundo lugar, introducir en la ecuación de búsqueda de empleo las variables voluntad/acción/compromiso/constancia, porquesin voluntad no hay acción, sin compromiso no hay constancia y sin esta no llegamos a nada (de esto también nos habla mucho Alex Rovira Celma, y veo apropiado aplicarlo en el proceso de búsqueda de empleo).
Y en tercer lugar, si la búsqueda nos sobrepasa intentemos pedir ayuda a profesionales del empleo, son especialistas en conocer las reglas del mercado laboral.
Tal vez las siguientes reflexiones nos ayuden a plantear un cambio de perspectiva sobre el proceso de búsqueda de empleo:
Cuidado con lo que pensamos porque a veces nos lo creemos y es el camino para que se cumpla
- Puede parecer la típica frase de libro de autoayuda, pero al final nuestra realidad se compone de lo que pensamos y lo que nos decimos. La calidad de los pensamientos que suministramos a nuestra mente generará proyecciones laborales o estancamientos.
- ¿Tenemos bien definido nuestro objetivo profesional y actuamos en consecuencia? ¿ponemos el foco en aquello que se ajusta a nosotros o estamos dispersos en demasiadas opciones?
- ¿Hemos visualizado las herramientas de búsqueda que utilizan otros competidores? ¿tal vez son mejores que las nuestras? ¿hemos intentado imitar aquello que nos gusta o que nos parece buena idea?
- ¿Falla siempre el sistema o tal vez cabe la posibilidad de que reconozcamos nuestras debilidades frente a las ofertas? ¿nos hemos planteado que no somos nosotros quienes dirigimos las tendencias del mercado laboral?
- ¿Manejamos las TIC’s para la búsqueda de empleo? No solo hay que estar digitalizados, sino además debemos saber utilizar esta herramienta dentro del mercado laboral. Es muy frecuente ver a gente que se maneja con las TIC’s para un uso de diferentes servicios, y en cambio desconocen cómo gestionarlas para buscar trabajo, o lo que es más sorprendente, les causa sorpresa descubrir que son otro canal para acceder a mayor número de ofertas (valga la redundancia).
- ¿Realmente estamos teniendo en cuenta todas las variables que operan en el proceso? ¿Nos hemos encontrado con opciones con las que no habíamos contado? ¿Hemos tomado buena nota de éstas para trabajar en ello o hemos continuado con la misma inercia que llevamos desde el inicio de la búsqueda?
- ¿Conocemos todas las vías de formación? ¿Sabemos de la existencia de los Certificados de Profesionalidad o de la posibilidad de acreditación de competencias por vía de la experiencia y/o formación no formal?
- ¿Habíamos tenido en cuenta antes de empezar que el proceso de búsqueda es laborioso y agotador?
- ¿Gestionamos bien el tiempo o nos da la sensación de perderlo?
Después de estas reflexiones, tal vez empecemos a observar todas las rendijas que comentaba al principio y nos cuestionemos cómo estamos gestionando dicho proceso de búsqueda de empleo. Si tomamos la opción de replantear nuestras tareas en dicho proceso, podremos hacer frente a ese sentimiento, no obstante, se me ocurren las siguientes recetas que pueden tomarse de forma simultánea y el único efecto secundario que podemos padecer es incrementar nuestra empleabilidad:
- Profesionalizar la búsqueda de empleo, no caben improvisaciones al igual que no las haríamos para preparar la celebración de un evento que nos importa.
- Investigar nuestro sector/res para conocer las reglas de ese mercado.
- Reforzar puntos débiles (habilidades, formación, visibilidad, presentación…) y todo ello con la debida información a nuestra medida.
- Conocer los puntos fuertes de los competidores, para trabajar en igualarlos, superarlos o contra restarlos.
- Planificar y cumplir con pequeñas tareas es el principio para aprovechar el tiempo y generar hábitos.
- Con esos hábitos llegaremos a ser constantes en el proceso, consigue más el que dedica algo todos los días que aquel que hace un esfuerzo inhumano en cuatro días y después muere en el siguiente intento.
- Estar abierto a la formación para el empleo o acreditación de competencias, que no es tan dilatada como la formación reglada y te cualifica también para el empleo.
- Abrir la mente a consejos de profesionales, si ya lo dábamos todo por perdido no perderemos nada cambiando de táctica. En ocasiones nuestro empeño en creer que sabemos lo que no conocemos nos limita.
Para todo esto y mucho más está el Servicio de Orientación de los Espais Labora, totalmente gratuito, cuya misión final es ayudar en el proceso de búsqueda de empleo desde un buen diagnóstico, acompañamiento y suministrando la información más adecuada a cada perfil profesional. Porque al final nos sentimos vulnerables a todo aquello que escapa a nuestro control.
Verónica Antunes
Orientadora laboral en el Espai Labora de Xàtiva.